'Izar zuri' fue el caracol más veloz del Sábado Santo tolosarra. La carrera estuvo reñida, pero él fue el primero en llegar a la meta, rebosante de energía, en pos de la preciada lechuga que se había ganado con su triunfo, y tuvo tiempo de ver cómo los tolosarras hacían cola para zamparse a dos mil de sus colegas.
La caracolada del Sábado Santo, una feria especial que potencia el caracol y su consumo en el mercado, se va consolidando en Tolosa y va ya por su sexta edición. Igual que otros años, el programa incluía una carrera de caracoles en la que participaron cuarenta y cinco niños, que rodearon las 'pistas' de la competición para animar a sus animalillos, a los que habían bautizado con nombres como Tximista, Turbo o Baba. La mayoría los habían traído de sus casas, aunque en la plaza había algunos ejemplares para quienes se apuntaron a última hora, y los organizadores de la carrera se encargaron de poner a cada caracolillo su dorsal.
La prueba se desarrolló en tres fases: clasificatorias, semifinales y la final, en tres circuitos circulares instalados en la plaza del Triángulo. Izar Zuri fue el más rápido de los seis caracoles que se clasificaron para la final y su 'entrenador', Eki Otxotorena, de cinco años, se llevó el trofeo y un vale de 100 euros para gastar en establecimientos de Tolosa & Co. El segundo premio fue para el dueño del caracol número cuarenta y lo otorgaba Tolosa & Co: una medalla y un vale de 50 euros para gastar también en establecimientos asociados.
La carrera dio paso a una gran caracolada en la misma plaza del Triángulo, con el objetivo de recuperar la tradición, más bien perdida, de comer caracoles en Semana Santa. Peio Doyharzabal, del restaurante Astelena y Txemari Esteban, del restaurante Botarri, cocinaron más de 2.000 caracoles, que 'volaron'.
«Los caracoles suelen tener mucho éxito entre los tolosarras, pero los jóvenes suelen ser reacios a probarlos, a menudo porque no se han acostumbrado a comerlos desde pequeños. Por eso esta es una forma de animarles a que los coman, porque están riquísimos y porque es buena época para ello, ya que, tras pasar meses hibernando, están más purgados, no tienen alimento dentro, y están más sabrosos», explicaron.
El ciclo de los caracoles
En la misma plaza, los dueños del criadero de caracoles Gorbea, cuyos ejemplares degustaron los tolosarras, trajeron una muestra de su granja para acercar a los ciudadanos su trabajo. Unos carteles explicaban además cómo es el proceso desde que nacen los caracoles hasta su venta. «Estos animales viven en espacios en los que tienen comida. Durante el día duermen y al atardecer se alimentan y se hidratan. Cuando copulan, lo hacen durante quince horas y dos días después ponen unos ciento veinte huevos, indistintamente las hembras y los machos, porque los caracoles son hermafroditas. Y a partir de ese momento los empezamos a purgar para su venta, poniéndolos en redes. Antes los comercializábamos vivos, pero a las nuevas generaciones les suele gustar más que estén ya cocidos, para que solo quede echarles la salsa que más les guste, así que los vendemos de las dos maneras», explicaron, para agregar después que en Tolosa habían vendido bastantes durante la mañana.
Pero ayer hubo más que caracoles en Tolosa. La experiencia 'Gorrotxategi, dulce tradición', por ejemplo, incluyó un año más la visita al Museo de la Confiteria, y también se realizó una visita guiada por el Casco Histórico de la ciudad.
Fuente de información:
http://www.diariovasco.com/tolosa-goierri/201603/27/caracoles-salsa-sabado-santo-20160327002000-v.html
